Y no es fácil ver y sentir como yo lo hago.
Con la mitad de mi alma, que son mis ojos,
me acostumbro a
ver dolor en el mundo, sufrimiento inmerecido,
Ver hombres con el corazón roto en pedazos,
con el alma triste,
cabezas gachas, tras esa careta falsa
que cuelga solo de un hilo, sintiéndose solos
y creyendo que pueden engañar a todos...
Os veo. Os siento.
No necesitáis esa careta.
Lo veo en vuestros ojos,
reflejan la historia de vuestra alma,
rota de dolor,
incomprendida,
buscando amor,
jugando como dos almas distintas.
No intentéis hacerme ver una mentira,
yo no veo con los ojos...
La otra mitad de mi alma
ve la felicidad en estado puro,
el brillo en los ojos,
el amor que se oculta por el miedo
pero que es agradable sentir
en la más profunda intimidad de uno mismo.
La esperanza ante las cosas buenas.
Veo los ojos de las almas puras,
de las almas con miedo,
de las tímidas, de las buenas personas...
Almas todos al fin y al cabo,
os veo...
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